Cabalgando el rayo verde
(hijo del Sol y de la Mar),
atraviesa los velos
mi espíritu guardián.
Majestuoso y sabio
joven, fuerte y eterno.
Refleja en su cuerpo
un rayo de luna etéreo.
Vive y vigila
mi espíritu guardián.
Atrapado por el día;
por la noche en libertad.
Llegará el día esperado
en que su jaula se romperá
y una vez liberados,
me llevará a su hogar.
Chulo, es un poema muy chulo!
ResponderEliminarNo es un verso vomitado;
ResponderEliminares un verso pensado,
y por tanto, forzado.
Me alegro que te haya gustado.
(voy a odiar el participio) XDDD